martes, 14 de septiembre de 2010

Faux-cet



Plick, Plick. "Cojonudo, el grifo debe perder agua". Pero no parecía inquietarle mucho. Estaba tumbado en una enorme bañera de mármol de la suite presidencial del hotel y sus pensamientos se diluían con la neblina de vapor que flotaba en el ambiente. Había tapado el detector de humo con una bolsa de plástico, tanto la del lavabo como de la habitación, para asegurarse que ninguna alarma de incendios interrumpiera su desconexión terrenal.
Plick, Plick. Estaba bien, cómodo. El agua hirviendo le relajaba los músculos hasta el punto de haber perdido noción de su existencia. Sus articulaciones eran como viaductos intransitados. En sus divagaciones, se imaginaba el dióxido de carbono expulsado al respirar fusionándose con el vapor de agua. La idea le pareció tan estúpida que le provocó una mueca grotesca en su cara.
Plick, Plick. Sí, había sido un día duro. Su socio y ex amigo, la zorra de su mujer... Digno de una novela del cerdo de Charles Bukowski. "Ellos sabrán" pensó. "Ni que me importaran lo más mínimo". Plick, plick. Una última gota cayó de sus venas abiertas hacia un denso charco de sangre.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Beep beep



Beep beep. Samantha waited twice to pick up the phone. She was feeling terrible. Last night she tryed M for the very first time. Her head was on the edge of exploting.“Thank you for calling AOL customer service, my name is Samantha, what can...”A muffled voice interrumped her. “Listen sweety, I’m having some troubles with my internet connexion”.

What the heck? Who’s that rude bastard? Obviously she just thought it. “Ok sir, could you tell me the code written on your modem?” said mechanicaly.

“It’s F for Frustration, P for Pointless, D for Depression...” his voice stopped for a while. “One, seven, I for Indifference, S for shattering and... W for whatver, doesn’t matter anymore. It’s not the internet thing, fuck that. It’s just... all”

Samantha put down the phone sharply. She did it so hard that the entire office heard a dry blow. However, no one -but him- heard a dry blow of a man squashing against the asphalt.

jueves, 26 de marzo de 2009

Kyoto. Junio 2008.







Sacudidas de lado a lado. De babor a estribor, o como coño se llamen. Estaba empapado en sudor, necesitaba salir de aquel habitáculo.
La cortina de mi suite se atascó un par de veces y la maldije cuando finalmente cedió. Me sentía débil y consfuso. Aquello no dejaba de moverse y dar vueltas. ¿Cuándo habríamos zarpado? Y lo más preocupante, ¿Hacia donde?

Soñé que una media docena de personas me rodeaban. De todas ellas, solo reconocía a Norihiro. Con un cinturón de cuero roñoso me habían hecho un torniquete en el brazo izquierdo. Apreté el puño, una vena verdosa asomaba como una culebra. Preferí no mirar como la aguja entraba repleta de heroína tras un pinchazo seco. A gran velocidad, se fue moviendo desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Ríete de los viajes de Costeau.

“Joder. Joder, joder, ¿no te has pasado con el caballo?” oí. Muy alentador. En mi boca se creaba saliva sin cesar, yo babeaba y, cuando intentaba tragarla las náuseas me sacudían. Traté de hablar, pero de mi garganta no salía sonido alguno. Un jodido Trainspotting versión nipona y en cine mudo. De cojones.

Allí estaba, envuelto en una neblina blanca y moviéndome de lado a lado. De babor a estribor. Sin salir del hotel cápsula de del barrio Shinto de Kyoto.